Esta mañana, Roser nos ha llamado por teléfono con una propuesta de lo más tentadora: irnos a Sitges a pasar la tarde. Y, por supuesto, hemos dicho que sí.
Sitges estaba tranquilísimo y el paisaje estaba muy bonito.
Hemos estado paseando por el borde de la playa, en dirección al puerto nuevo.
A Roser le gusta mucho Sitges y se lo conoce muy bien. Nos ha guiado para hacer un recorrido bonito.
Hemos subido a la parte alta para ver el perfil de la iglesia y yo he hecho esta foto.
Y hemos visto la puesta de sol.
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