Ayer se cumplió un año de la llegada de Francis a casa.
Un año entero con él, que ha crecido, se ha hecho grande y es ya impensable la casa sin él: sin sus cajas, sin sus marcas de zarpazos, esa carilla que pone de '¿hoy no hay lata de mousse rico...?', sus maullidos para despertarnos, sus siestones, sus saltos locos, los zafarranchos de arena de la caja, los motecillos que le ponemos (Pancho, Zarpacio, Flaco, Flaquestán, Pecheche, Fransinatra, Guapo, Franchipanchi...), sus ronrroneos... :-)
¡Te queremos muchísimo, Francis!
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