Hoy, veníamos caminando al lado de casa, y de repente nos hemos dado cuenta que había un gatito subido en una cornisa (la que está debajo del cuarto de la tele de nuestro piso).
Estaba ahí, dando maulliditos y mirándonos fijamente.
Nos hemos dicho que qué gato más ágil y, en ese mismo momento, una señora que vive en el edificio de delante y que se conoce a toda la fauna gatuna que pulula por esta calle (tenemos un mogollón de gatos vecinos, y nosotros también los conocemos y a todos les hemos puesto nombre...), nos ha llamado desde su balcón y nos ha dicho que el pobre gatito llevaba dos días ahí encaramado y que tratáramos de bajarlo.
Nos ha parecido un poco raro, porque anoche llovió a cantarazos y el pobre gatito se habría puesto a maullar, y además no lo habíamos visto ayer ni hoy (aunque como era un gato rubio y del color un poco parecido al de nuestra fachada, pues a lo mejor estaba de camuflaje...) ;-)
Pero bueno, el caso es que hemos llamado a las emergencias, a los bomberos...y les hemos dicho que esta señora nos ha dicho que el pobre gatito llevaba ahí dos días.
Los bomberos nos han prometido que venían, y hemos bajado tres o cuatro veces más para ver si Poncho (le hemos puesto así al gatito) seguía ahí.
Y sí...ha seguido ahí hasta que justo los bomberos han avisado que ya salían y hemos bajado a esperarlos...¡y Poncho ya no estaba en la cornisa!
Hemos llamado enseguida a los bomberos para avisarles (y pedirles disculpas por las molestias, los bomberos han sido fetenes, super-simpáticos, ¡¡vivan los bomberos!!) y después hemos visto a Poncho, tan pancho, allí al otro lado de la calle.
Y es que nunca hay que hacer caso a esas vecinas que exageran y...ya nos lo han dicho los bomberos...los gatos saben trepar y bajar como quieren... :-D
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