Como Fredy y la Gom trabajan en casa, cuando el cartero viene a traer cartas al edificio siempre llama a nuestro timbre para que le abramos.
Tanto tiempo, ya al final se han hecho amigos de charlar un ratito cada vez que bajan al buzón a buscar las cartas.
Nuestro cartero se llama Hidalgo.
Y ahora mismo diréis, ¿y qué tiene que ver esta historia postal con el deporte? Pues ahora os lo cuento:
Resulta que una mañana que la Gom volvía de su sesión diaria de gimnasio justo a la hora en que venía Hidalgo haciendo el reparto, se pusieron a hablar de lo bueno que es hacer ejercicio y él le explicó que es jugador federado de ping-pong y que si yo quería, un día podíamos ir al pabellón donde se entrena para jugar y ver las partidas de competición.
Como yo me había comprado aquellas raquetas de ping-pong en verano, que tenía muertas de aburrimiento en la mochila, y como con Fredy necesitábamos algún planazo guay de sábado (porque la Gom se fue de escapada de fin de semana)...pues le dijimos a Hidalgo que el sábado nos veíamos.
Me lo pasé genial.
Dos horas de ping-poneo sin parar.
Primero jugué con Hidalgo, y con Fredy y también con un niño que tenía 8 años y era un jugador buenísimo.
Yo tengo que practicar más...a ver si en poco tiempo la cosa se me empieza a dar un poco mejor ;-)
Otro sábado de estos vuelvo...
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