Me quedé despierto un rato gigantesco oyendo reírse a los que bebían en El Tropezón. Molaban los ruidos del verano. Ésa era la primera noche del verano más largo de mi existencia, porque todavía no había gastado ni uno solo de sus días. Como un helado al que ya le has roto el papel y lo admiras un momento antes de atreverte a pegar el primer mordisco.
Fredy dice que nada mejor que estas líneas en 'Pobre Manolito' para definir la sensación de felicidad de cuando empiezan las vacaciones de verano.
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