A mí me encanta la pizza, ya lo sabéis. Pero normalmente me las como de ésas que ya te vienen preparadas: una pizza margarita, yo le pongo atún y al horno...
Hay un sitio en el mundo donde también me encantan las pizzas: un restaurante en Barcelona que se llama la Verónica. Un día que fuimos a comer con Brian, él propuso que fuéramos para que así yo comiera contenta y fue uno de los momentos más felices de mi vida.
Pero a lo que iba: esta noche, hemos tenido pizza con masa hecha en casa, cocinada al horno, con tomate y un montón de mozzarella.
Cuando hay pizza, yo siempre me pongo con las manos en la masa, con todo el instrumental: delantal y rodillo y furia amasadora.
Primero Fredy siempre usa una parte de la masa para hacer unos panecillos.Los sirve para que vayamos haciendo picoteo mientras viene el plato fuerte...
Ahí van en primer plano, para que veais qué bien quedan, acompañados del corazoncete que he amasado yo.
En la foto no se ve pero estaban bien humeantes y crujientones... Yo siempre me unto un poquito de queso fresco.
Y entretanto...Fredy pone en el horno la masa...
Se espera un poquito...
Se deja que se cocine un poco y después se saca un momento del horno para ponerle los condimentos...
Se esperan otros minutillos... Y ¡¡lista!!
¡¡Estaba RIQUÍSIMA!!!
Me he quedado bastante llena y perezosa, con la tripita contenta después del banquetazo... ;-)
¡¡Qué rica es la pizza!!
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